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La nevera es uno de los electrodomésticos más importantes en el hogar, así que es importante conocer algunos consejos para utilizarlo como es debido. Hay determinadas cosas que todos hacemos y que pueden poner en serio riesgo nuestra salud, como por ejemplo guardar una lata de conservas, de mejillones o de sardinas, por ejemplo, abierta en la nevera.
La abrimos y, como no terminamos el contenido, lo guardamos en el mismo recipiente para terminar de consumir otro día. Aunque parezca un gesto completamente inofensivo, los expertos señalan que es muy importante corregirlo porque conlleva algunos riesgos para la salud.
Si bien es cierto que las conservas, como son un alimento no perecedero, pueden estar almacenadas durante años en la despensa en perfectas condiciones. Sin embargo, una vez las abrimos pierden muchas de sus propiedades, así que dejar las latas abiertas en la nevera es un gran error.
¡No hay que dejar las latas abiertas en la nevera!
La principal recomendación de los expertos es que, una vez abierta una lata de conservas, se consuma todo el contenido en el mismo día. Pero hay veces en las que es inevitable que sobre algo. Lo que nunca debemos hacer en este caso es guardar el contenido que haya sobrado en la misma lata en la nevera porque se puede convertir en un foco de bacterias y, a la hora de consumirlo, provocar problemas de salud graves.
Las latas, como están fabricadas con acero laminado y aluminio, hacen que los alimentos se mantengan en óptimas condiciones durante mucho tiempo. Además, al estar selladas al vacío y cerradas herméticamente, impiden la entrada de cualquier tipo de microorganismo.
Esta protección total acaba en el mismo momento en el que abrimos la lata, porque el contenido queda totalmente expuesto. Es precisamente la exposición al oxígeno lo que puede hacer que se oxide el metal, sobre todo en aquellos alimentos que presentan un cierto nivel de acidez. Esto puede hacer que el alimento en cuestión adopte sabores desagradables.
Otro de los problemas de dejar las latas de conservas abiertas en la nevera tiene que ver con la formación de bacterias y hongos, lo que puede suponer un gran riesgo de seguridad alimentaria. El principal peligro es el botulismo, una enfermedad que causa una a toxina que sintetiza la bacteria Clostridium botulinum. Los síntomas más comunes son dificultades para hablar y tragar, vómitos, náuseas, boca seca y calambres abdominales.
Entonces, ¿qué debemos hacer cuando nos sobra algo de contenido de una lata? Muy sencillo: pasarlo a un tarro de cristal con cierre hermético y consumirlo en los tres días posteriores.
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